Ayer, después de mucho tiempo,
fui al cine. La película elegida por mis acompañantes (más que por mí, todo sea
dicho) fue el enésimo intento de llevar al cine al superhéroe marveliano Spiderman.
La verdad es que albergaba cierta curiosidad por ver The Amazing Spider-Man, máxime cuando
su director, Marc Webb, insinuaba que
esta mostraría una versión más oscura y adulta del superhéroe. Una especie de
vuelta de tuerca, que iría en la onda de lo que está haciendo Christopher Nolan
con Batman. Lo cual es mucho decir.
Sin embargo, mis ilusiones duraron poco.
Y
es que tras visionar la película pude constatar varias cosas:
1. Marc Webb no es Christopher Nolan. Sus personajes carecen
de profundidad y la estructura de la historia es simplona y raquítica, pese a
estar maquillada en 3-D.
2. La interpretación de Andrew Garfield dando vida al hombre-araña
me ha parecido bastante artificial, como si estuviera imitando la penosa
sobreactuación que hiciera en su día Tobey Maguire. Los supuestos momentos con
la chica, en los que peter Parker se muestra como un chico tímido, me
produjeron vergüenza ajena, por los tics exagerados y el manoseado recurso del
balbuceo simiesco. ¡Joder, es que no se enteran en Hollywood! Una cosa es
mostrar timidez y otra muy distinta hacer que el personaje parezca un
gilipollas integral… Creo que Peter Parker se merecía algo mejor.
3.
La primera parte de la película es lenta y aburrida. A los diez minutos de
iniciarse mi culo comenzó a bailotear inquieto por la butaca, como en un festival de jazz y hemorroides. Además se podrían
haber ahorrado el tener que repetir de nuevo toda la historia de la muerte del
tío Ben. O al menos podrían haberlo hecho de forma más elíptica.
4.
La tan pretendida oscuridad yo no la vi por ningún lado. Es una producción
palomitera, y punto. Incluso el final es una burda copia-homenaje de la mítica
escena de Blade Runner. Hasta hubo
un momento en que pensé que el malo iba a decir eso de “Yo he visto cosas que
vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión, bla, bla, bla…”
5. Lo más reseñable de esta producción, como viene siendo
habitual, son los efectos especiales. Especialmente cuando vemos a Spiderman
columpiándose de edificio en edificio. Por lo demás, nada nuevo bajo el Sol
3-D... ¡Ah, bueno! Se me olvidaba. Lo mejor escena de la película es una en la que hace un breve cameo Stan Lee. Reconozco que logró arrancarme una sonrisa. Aunque tampoco es para echar cohetes.
En conclusión, hubiera sido mejor invertir mi tiempo y mi
dinero echándome unas cervezas en una terraza y luego haber esperado unas
semanas para verla descargada por Internet. Y puede que ni eso...